domingo, 30 de junio de 2013

La historia del audifono

Primer audífono portátil 

Los primeros audífonos consistían normalmente en un micrófono independiente, un amplificador, auriculares y una voluminosa batería. Debido que el dispositivo funcionaba mejor cuando se colocaba en la mesa y se utilizaba con un par de auriculares, era bastante engorroso de usar. 

Aunque la batería era grande, tan sólo duraba un par de horas, los primeros audífonos eran caros y sólo algunas personas podían adquirirlos.                                                                                                                          
En 1902, tres años después de que estuvieran disponibles los primeros audífonos, éstos se hicieron más ligeros. Las personas con deficiencias de audición podían ahorrar energías y adquirir un dispositivo portátil que podía llevarse puesto y que funcionaba mejor que los primeros modelos.
Aunque el diseño era de menor tamaño, el amplificador y las baterías debían colgarse alrededor del cuello y el micrófono debía colocarse en la mano para oír adecuadamente, variaba de acuerdo con la gravedad de la pérdida de audición, de forma que una persona con una pérdida de audición profunda estaba obligada a llevar un gran micrófono con el audífono.
                                                        
La revolución del transistor
Los audífonos portátiles y poco manejables se usaron, tras varias mejoras, hasta bien avanzada la década de los 50. Sin embargo, la invención del transistor en 1947 revolucionó la tecnología de los audífonos. 
La capacidad de amplificación del transistor era superior a la de las válvulas, y como consecuencia las pilas permitían que los nuevos audífonos se utilizaran durante más tiempo.
Las primeras personas con deficiencias de audición que pasaron a utilizar los nuevos audífonos con transistores tenían que llevarlos encima, pero poco después se hicieron tan pequeños que podían colocarse directamente detrás o encima del oído. Estos pequeños dispositivos hacían que las personas con dificultades de audición no atrajeran tanto la atención. Desde los años 60 en adelante, se desarrollaron los pequeños audífonos situados en el interior del canal. Sin embargo, no eran tan fiables como los audífonos más grande y visibles que se situaban detrás del oído, los cuales tuvieron varios procesos de mejora y fue posible hacerlos mucho más discretos.


Tecnología digital 
Lo que era común a todos los audífonos era la tecnología analógica que se utilizaba para procesar el sonido. El desarrollo del procesamiento digital del sonido condujo a mejoras espectaculares en la efectividad de los audífonos.
Durante mediados de los 80 aparecieron los primeros audífonos digitales, pero aquellos primeros modelos eran poco prácticos. Tuvieron que pasar cerca de 10 años para que estos pequeños dispositivos digitales, que se podían situar bien en el interior o detrás del propio oído, fueran realmente un éxito.

En muchos casos, los nuevos audífonos digitales mejoran la capacidad de audición de las personas con discapacidad auditiva hasta tal punto que incluso personas con pérdidas profundas pueden desarrollar una vida casi normal. Hoy en día, los audífonos digitales suponen definitivamente una diferencia en relación con la calidad de vida de las personas con deficiencias de audición.

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